28/8/08

ACTIVA EL OBSERVADOR


En cada uno de nosotros existe un nivel de conciencia más alto que es capaz de observar nuestros pensamientos, emociones, palabras, acciones y reacciones, es el testigo consciente que observa lo que antes no se observaba y nos confiere control sobre ello.
He aquí un hábito realmente positivo que deberíamos adoptar: la atención permanente al monologo que se desarrolla en la mente, si nos diéramos cuenta de las consecuencias de este descuido, hay ciertos pensamientos que se convierten en emociones y se apoderan de nosotros, se manifiestan en el cuerpo sin que lo notemos, porque tampoco habitamos en él, entonces no las observamos, ni nos hacemos consciente de ellas, se van deslizando astutamente y cuando nos damos cuenta nos sentimos deprimidos, angustiados, enojados o ansiosos.
Todos esos pensamientos y emociones sin control logran hacer de la vida un caos, no somos amebas que reaccionan a estímulos, somos seres conscientes, inteligentes, con capacidad de discernir y darnos cuenta de que vemos el mundo a través de la percepción, debemos disciplinarnos para que ella nos muestre en todo momento el mundo que queremos ver, para que procese lo que percibe correctamente, somos el jefe, la mente está a nuestro servicio y no al contrario.

ACEPTACIÓN Y RENDICIÓN


La raíz de todo sufrimiento es la resistencia a lo qué es, las circunstancias y experiencias son neutras, simplemente suceden, están ahí, son, de cada cual depende la manera en que las percibe y las asume.

Aceptar no es lo mismo que resignarse o admitir de mala gana lo que pasa en la vida, es reconocer la perfección de cada momento, entender que el propósito de la existencia es recordar lo que ya se sabe por medio de la experiencia.

Aceptar es entregarse, entender que no se puede controlar la vida, que la lucha no tiene sentido, que ceñirse a las propias expectativas y confiar solo en la fuerza personal es una negación a reconocer lo que cada cual Es, a disfrutar lo que ya está disponible para todos en el ahora y sentirse impotente en un mundo de insatisfacción y sufrimiento.

Creemos que nada se puede lograr sin luchar, nos pasamos la vida persiguiendo el espejismo del poder y la riqueza, luchando contra lo que somos en un estado de insatisfacción permanente que surge de una sola causa: el no aceptar.