¿Eres un ser auténtico? ¿Lo que haces, dices y piensas surge de ti mismo como una expresión de lo que eres?
¿Cuántas mascaras y disfraces usas cada día sin darte cuenta, cuantas frases repites sin saber de dónde proceden, cuantas cosas haces para complacer expectativas ajenas, cuantos de tus deseos surgen de lo que el mundo espera que quieras y no de lo que en verdad anhelas?
Ser auténtico no es ser rebelde o excéntrico, es ser coherente con lo que realmente quieres, la mejor expresión de tu libertad es soltar las cadenas que te atan a la opinión ajena, a las exigencias de una sociedad que espera que tu desees lo mismo que todos desean, persigas las mismas metas y te encasilles en un modelo preestablecido de ser humano.
Ser auténtico es ser capaz de vivir tus sueños desapegado del logro, pregonar tu verdad sin miedo al rechazo, hacer lo que quieres así eso signifique que te cataloguen de desadaptado, iluso, loco o soñador.
La autenticidad es una rara virtud, tan rara como el ejercicio consciente de la libertad, un ser auténtico es capaz de vivir de acuerdo a sus propias reglas, sin traicionarse a si mismo para complacer a los otros, respetando sus ideas sin compartirlas y sin atacarlas, alguien que ha aprendido a no imponer sus ideales sino a vivirlos asumiendo las consecuencias de sus actos.
Un ser auténtico es aquel que se pregunta lo que desea, responde desde su interior y va en busca de ello sin temor, es el que rompe esquemas y modelos de vida, el que no es esclavo de la moda, el protocolo o la etiqueta, el que se ha liberado de la obsesión por el qué dirán, el que no tiene precio.
No necesariamente persigue ideales utópicos o emprende causas perdidas, sus ideales y metas pueden ser muy mundanos, la diferencia está en la fuente de la cual surgen y en la manera de alcanzarlos, tiene su propio estilo, usa sus propios métodos, escucha la suave voz que viene de adentro susurrándole la receta para ser libre y feliz en un mundo de cadenas y luchas.
¿Cuál es la receta? Construye sus sueños a partir de si mismo, sus deseos, como él, son auténticos, surgen de su necesidad de realización, plenitud y manifestación, no están motivados por la competencia, la apariencia, el éxito o las exigencias de la sociedad, hace lo que hace porque desea hacerlo, porque con ello se expresa, se realiza, crece y aprende.
La autenticidad es respetuosa, es una verdad vivida que como toda verdad no necesita defensa, quien es auténtico no impone su criterio ni lo defiende, simplemente lo vive.
¿Cuántas mascaras y disfraces usas cada día sin darte cuenta, cuantas frases repites sin saber de dónde proceden, cuantas cosas haces para complacer expectativas ajenas, cuantos de tus deseos surgen de lo que el mundo espera que quieras y no de lo que en verdad anhelas?
Ser auténtico no es ser rebelde o excéntrico, es ser coherente con lo que realmente quieres, la mejor expresión de tu libertad es soltar las cadenas que te atan a la opinión ajena, a las exigencias de una sociedad que espera que tu desees lo mismo que todos desean, persigas las mismas metas y te encasilles en un modelo preestablecido de ser humano.
Ser auténtico es ser capaz de vivir tus sueños desapegado del logro, pregonar tu verdad sin miedo al rechazo, hacer lo que quieres así eso signifique que te cataloguen de desadaptado, iluso, loco o soñador.
La autenticidad es una rara virtud, tan rara como el ejercicio consciente de la libertad, un ser auténtico es capaz de vivir de acuerdo a sus propias reglas, sin traicionarse a si mismo para complacer a los otros, respetando sus ideas sin compartirlas y sin atacarlas, alguien que ha aprendido a no imponer sus ideales sino a vivirlos asumiendo las consecuencias de sus actos.
Un ser auténtico es aquel que se pregunta lo que desea, responde desde su interior y va en busca de ello sin temor, es el que rompe esquemas y modelos de vida, el que no es esclavo de la moda, el protocolo o la etiqueta, el que se ha liberado de la obsesión por el qué dirán, el que no tiene precio.
No necesariamente persigue ideales utópicos o emprende causas perdidas, sus ideales y metas pueden ser muy mundanos, la diferencia está en la fuente de la cual surgen y en la manera de alcanzarlos, tiene su propio estilo, usa sus propios métodos, escucha la suave voz que viene de adentro susurrándole la receta para ser libre y feliz en un mundo de cadenas y luchas.
¿Cuál es la receta? Construye sus sueños a partir de si mismo, sus deseos, como él, son auténticos, surgen de su necesidad de realización, plenitud y manifestación, no están motivados por la competencia, la apariencia, el éxito o las exigencias de la sociedad, hace lo que hace porque desea hacerlo, porque con ello se expresa, se realiza, crece y aprende.
La autenticidad es respetuosa, es una verdad vivida que como toda verdad no necesita defensa, quien es auténtico no impone su criterio ni lo defiende, simplemente lo vive.