La verdadera madurez no llega con los años sino con la comprensión.
Comprender como funciona realmente la existencia te ayudará a llevar una vida mucho más relajada y libre de tensiones innecesarias y sufrimientos auto inflingidos.
Madurez es aceptar el curso de las cosas tal como van llegando, no luchar ni batallar contra lo que ya es, vaciarse de deseos vanos y metas inalcanzables, colmar cada segundo de tu día con la alegría y el gozo de ser simplemente.
Madurez es comprender que cada segundo es único e irrepetible, que lo que tenga que ser será con o a pesar de tus esfuerzos, que resistirse es sufrir pero aceptar es encontrar la formula de la felicidad sin causa.
Es despertar del sueño profundo que has creado para ti y para todo lo que te rodea y comprender que lo que llamas malo, feo o desagradable es lo que se sale del guión y no colabora con tu sueño y lo que llamas bueno, bendición y triunfo es lo que se ajusta a lo que estás soñando.
El problema es que nada ni nadie ha sido creado para existir en el sueño de otro y tarde o temprano se mudará para habitar por un tiempo en otro sueño diferente, su propio sueño.
Madurez es entender que esta vida es una estación y que solo lo que vives te quedará, restarle importancia a todas las exigencias del mundo que te esclavizan innecesariamente, gozarlo todo, dejarte llevar como una nube en el firmamento a merced de la brisa, sin tener ninguna opinión, buena o mala, al respecto.
Es entender que si vives proyectado hacía afuera estarás siempre comparando y anhelando ser un poco de cada ser que observas, tendrás como modelo a millones de personas y cada una de ellas te creará un deseo distinto, y es muy difícil vivir queriendo ser todo menos lo que eres.
Aceptarse y aceptarlo todo, eso es madurez, asentarte en el amor por ti mismo en total entrega a lo que es, desligarte de la opinión ajena y de la de tu propia mente, cuando maduras comienzas a existir desde tu ser independiente por completo de lo externo, en un estado imperturbable en el cual ya nada puede dañar, nada puede ofender y no hay nada que temer.
Porque al fin entiendes que el mundo que ves es tu creación, que si lo aceptas todo es adecuado, todo se pone en su lugar y es perfecto gracias a tu nueva visión.
Madurez es entender lo que antes no eras capaz, como los niños que antes de crecer hacen preguntas que nos sorprenden por su extraña lógica y sin embargo tienen sentido porque aún hay tanto que no saben, pero a medida que crecen y comprenden pueden incluso reírse de sus anteriores inquietudes pues ya poseen la comprensión para darse cuenta de lo inocentes que fueron sus dudas.
Cuando maduras, te echas hacía atrás y observas el mundo desde tu nueva comprensión, entonces puedes reírte de tus pasados conflictos y preguntarte como fuiste capaz de sobrevivir en medio de tanta lucha y ceguera.
Madurez es alegría de vivir, entrega total al flujo de la existencia, conexión permanente con tu conciencia, es vivir despierto viendo la realidad como es y no distorsionada por las proyecciones de tus deseos y paradigmas, estar consciente la mayor parte del tiempo, atento, alerta, vivo, pleno, eso es madurez…