30/7/09

APRENDIZAJE

Acepta cada momento con total gratitud, estás aprendiendo… a no quejarte, a no juzgar, a no temer, a perdonar lo que crees son ofensas y a verlas como lecciones de vida que debes agradecer porque te han ayudado a crecer, a ser mejor.
Disfruta cada momento, agradeciendo tener la fuerza, la habilidad y la disposición para hacerlo con amor, vives en un mundo que desprecia la sencillez de lo cotidiano, tienes la oportunidad de compartir unos momentos sagrados con la armonía de la naturaleza, de escuchar a los que te necesitan, busca tiempo para enriquecer tu espíritu y tu mente, para crear e idear nuevas cosas, para tu familia y para hacer lo que tienes que hacer sin afán, sin estrés, sin forzar las cosas y sin luchar.
Libérate de la presión del deseo y aprende de ti en otro entorno, más relajado, más despreocupado, vive situaciones diferentes para saber como actuarías en ellas, regálate la oportunidad de compartir tus dones y de ser como tú quieres ser, crea una nueva experiencia en la cual no tengas que limitar tus impulsos a tus recursos, aprende a administrar tus frutos con sabiduría, aún te faltan muchas cosas por vivir que pueden apoyarte en tu aprendizaje y ayudarte mucho en tu crecimiento.
Hoy mismo puedes tener acceso a ellas, cultiva tu espíritu con actos, pensamientos y palabras constructivos, aprende de la adversidad tanto como de la prosperidad, renuncia a la queja y bendice cada momento sin juzgarlo, abre tu corazón y tu mente al mensaje que cada instante trae para ti, recorre tu pasado sin rencores ni remordimientos, lleno de gratitud porque lo que en él viviste es lo que ha hecho de ti lo que ahora eres, observa a los demás como a un espejo que te refleja y si algo no te gusta búscalo en ti y trata de mejorarlo.
Observa tu entorno, él refleja lo que hay dentro de ti, cambia tu interior, modifica tu percepción y aprenderás a poner a las situaciones y a las personas a tu favor, agradece cada momento en el que tengas la oportunidad de aprender algo y crecer con ello, así estarás convirtiendo tu vida en una maravillosa herramienta de evolución y aprendizaje.

CONFUSIÓN


La vida es un viaje, puedes decidir viajar en primera clase, muy cómodo y tranquilo, también puedes abandonar esta opción y subirte en una bicicleta estática a pedalear sin pausa en el mismo sitio sin avanzar, hay un telón al frente que representa tus planes, deseos y anhelos, otro atrás de ti te muestra tu pasado, lleno de recuerdos felices y también de frustraciones y fracasos, pedaleas convencido de que si te detienes en tu esfuerzo la bicicleta perderá el equilibrio y caerás sin remedio, se te olvida que está sostenida firme sobre el piso, no disfrutas del ejercicio, es tan solo una forma de vida, miras el telón frente a tus ojos y sigues pedaleando para alcanzarlo, se ve tan cerca, tan posible y deseable que no te importa el cansancio.
Si supieras quien eres, que puedes abandonar la bicicleta y darte un paseo por el mundo, abrir los ojos a su belleza y entrar en el espacio de la alegría y el descanso, que puedes subirte en el vagón de los privilegiados, tomar tu asiento de primera clase y viajar seguro a tu destino.
El principal obstáculo para hacerlo, es que no sabes cual es ese destino y no tienes ni idea como alcanzarlo, la razón es que no hay uno, la vida no te lleva a ninguna parte, es simplemente el viaje y no la meta, ¡qué grave confusión!, vas corriendo sin pausa hacía algún lugar inexistente en el tiempo, ignorante por completo de tu condición privilegiada, te subes en cualquier vehiculo que prometa llevarte a tu destino sin importar si es incomodo, si no tiene ventanas que te permitan ver lo que te rodea, si vas compitiendo con tus compañeros de viaje por un lugar para sentarte y descansar en la seguridad de lo que has conseguido.
No tienes idea de lo que eres, has confundido lo tangible con lo intangible, lo temporal con lo eterno, el cuerpo con el espíritu inmortal que habita en ti, esta grave confusión te mantiene alejado de la alegría, la paz y la libertad, si tan solo cuenta el viaje, ¿por qué eliges viajar en el vagón de carga?
El boleto de primera clase es tu propia actitud ante la vida, la alegría, la aceptación y la gratitud por cada una de tus experiencias, ellas conforman la llave que te franquea la entrada, no hay mejor condición para un viaje gratificante, no tienes que ser nada, ya lo eres; no tienes que conseguir nada, ya lo tienes; no tienes que hacer nada, la vida lo hace por ti.
La vida es como un crucero, la diversión acaba cuando se llega al puerto, el viaje en si ofrece infinidad de alternativas para disfrutarlo, es un todo incluido que abordaste al nacer, puedes disfrutar los privilegios que te brinda si reconoces que eres un viajero de primera clase o puedes sentirte un polizón y mantenerte en la oscuridad creyéndote sin derecho a estar en él.
No te confundas, tienes derecho a una vida plena y abundante, alégrate por estar en este barco y disfruta el itinerario, todos vamos al mismo lugar, de regreso a casa, viaja cómodo y seguro en la certeza de que todos tus gastos ya han sido cancelados, todo lo que hay en el barco es para que lo disfrutes en tu condición de viajero, no tienes que remar ni arriar las velas, la tripulación se encarga y esa tripulación es nada más ni nada menos que el Universo entero a tu servicio.

CREENCIA


Todos los pensamientos implantados en tu mente y todos los paradigmas que has venido acumulando a través de tu experiencia vital, esas son las creencias en las cuales has depositado tu fe.
Esos conceptos que aceptas sin ponerlos en duda y sin cuestionar su lógica, simplemente los has recibido y acogido como propios, sin detenerte a analizar su contenido y ver si encierran verdades que puedes aceptar o mentiras que se te han impuesto.
Convenciones sociales, modelos de conducta, parámetros morales, enseñanzas religiosas, prejuicios y normas por los cuales riges tu vida y tu actuar, que no provienen de ti, pensamientos ajenos que has asumido como propios y acatas sin poner en duda su legitimidad.
Cuando comienzas a explorar dentro de ti, es cuando te das cuenta de cuantas cosas absurdas has permitido que controlen tu pensamiento y tu actuación, cuando entras en contacto con la verdad que yace en ti empiezas a cuestionarlo todo, no es una actitud rebelde ni crítica, sino más bien un proceso de limpieza, pones en orden tu mente, ves todo desde una óptica diferente, dejas poco a poco de calificarlo basado en esas creencias, simplemente porque dejas de aceptarlas como tuyas y reconoces que vienen de afuera, que no resuenan contigo y que son simplemente mentiras que aceptaste en un estado de conciencia diferente y que ya no necesitas para regir tu existencia.
Descubres a través de la experiencia de ti mismo, cuan descabelladas son algunas de ellas, otras tal vez sean aceptadas o depuradas hasta llegar a su esencia verdadera, son tantas y cobijan tantos aspectos que la labor a emprender es ciertamente dispendiosa, creencias que te dicen como debería actuar un hombre o una mujer, que te imponen una imagen errada de Dios, que te atan al pecado y a la culpa, que te indican como tratar a los demás, creencias que anulan el valor, la bondad, la belleza y la sabiduría, que separan y dividen lo que no puede ser dividido.
La fe es una sola y puedes depositarla en lo que quieras, no careces de fe lo que sucede es que la pones en lo que no es real, ocultas la verdad detrás de tantas mentiras aceptadas y asumidas, que terminas olvidándola.
Cualquier creencia que te ate al sufrimiento, limite tu libertad, robe tu autonomía o te haga sentir pequeño, desvalido y necesitado; que te hable de penas, sacrificios y castigos, te pida renunciar a algo o te haga sentir temor; que te obligue a discriminar, juzgar, condenar o castigar a los demás, que fomente en ti la necesidad de luchar, competir, sufrir y padecer, es una mentira que tu has creído.
Deposita tu fe en la verdad que surge de tu interior y que no tiene opuestos, una verdad que te habla de amor, dicha y paz, que no te pide nada, que te habla del maravilloso ser que Eres y te inunda con la certeza del Amor Divino que solo anhela tu felicidad, una verdad que cuando la escuchas no puede ser cuestionada porque surge de una fuente fidedigna que solo te ofrece plenitud, que no te separa de Dios ni de tus hermanos y reconoce tu derecho a ser libre y feliz.

DEUDA

La deuda es la marca de un mundo donde nada es gratis, desde que naces estás endeudado, debes pagar por pecados ajenos o de vidas anteriores que no recuerdas: pecados originales, culpas generacionales y karmas.
Y desde entonces comienza a crecer tu saldo en rojo, ya le debes a tu madre la vida y a tu padre lo que a él le corresponde, luego la deuda aumenta con los sacrificios hechos para mantenerte y educarte, sigue sumando…
¿Es una deuda? Pues así parece y como debemos tanto, desde tan corta edad, pues necesitamos también cobrar lo que damos para así reducir el saldo negativo.
Todo es un intercambio, el dar cualquier sentimiento, gesto, favor o cosa genera de inmediato una cuenta de cobro, te doy amor, me debes fidelidad; te doy confianza, me debes lealtad; me has ofendido, debes pagar por mi dolor; siempre estás en deuda con alguien y alguien está en deuda contigo.
Y lo que es peor, también con Dios, creemos que El lleva un libro en el cual registra en una columna las buenas acciones y en otra las malas, nos paga por unas y nos cobra por las otras y nos parece que el saldo siempre está en rojo, ¡hasta con Dios estamos endeudados!
Y es el más estricto acreedor, anota una a una nuestras faltas, sin omitir ninguna, las bendiciones que recibimos son el pago por nuestros aciertos y debemos sufrir para pagar por nuestros “pecados”, por supuesto hay deudas impagables en este mundo, las pagaremos después de morir, en el infierno o en el purgatorio, porque dios es misericordioso, nos hace una rebaja en la deuda y en lugar de condenarnos eternamente nos hace padecer un tiempo hasta que su sed de venganza quede satisfecha.
¿Suena absurdo? ¡Lo es! y sin embargo es lo que crees, lo que te han enseñado y has asumido como cierto: el temor a Dios, el círculo vicioso de ofensa y castigo, el constante intercambio de favores por deudas, el miedo a dar y a recibir, la eterna condena por tus errores tan humanos.
Ese es el mundo que aceptamos como civilizado y el dios al cual tememos; todo en este mundo está regido por esta ley: “pecado” por castigo y favor por deuda, esto nos mantiene atados al miedo y a la idea de que le debemos algo al mundo y que él a su vez nos debe algo.
Todo lo que emprendes, lo que haces y lo que das está sujeto a una contabilidad tratando de que la balanza del sacrificio, del amor, del dolor o de la alegría, no se incline a tu favor o en tu contra, que lo que des no sea más de lo que recibes, y lo más curioso, es que también funciona al contrario: que lo que recibes no sea más de lo que das, para no quedar en deuda con nadie.
Rompe el esquema, comienza a dar y no cobres por ello, recibe lo que con tanto amor se te ofrece y págalo con una actitud alegre, no hagas nada obligación sino porque te nace, perdona tus deudas pues eres tu peor acreedor y no caigas en la tentación de concebir un dios vengativo y cruel, así te librarás del mal que crees merecer y tu deuda quedará saldada para siempre.

EDUCAR


La educación, tal como la concebimos, se reduce a transferir conocimiento, códigos, normas, métodos y doctrina, de unos a otros.
Toda obra en sus inicios requiere de cimientos que le den estructura, del mismo modo, el ser humano desde su concepción va formando las bases de si mismo; a través de los procesos de gestación, nacimiento y desarrollo es que estos cimientos se fortalecen o se debilitan.
Nacemos llenos de coraje, imaginación y osadía, ceñidos a principios naturales al igual que toda especie viviente, si pudiéramos conservar intacta esa mentalidad y si nadie nos dijera hasta donde se supone que podemos llegar, desarrollaríamos nuestro potencial de una forma inimaginable, sin embargo, desde que nacemos comienza la transferencia de conocimientos, limites y creencias que nos niegan la posibilidad de seguir un curso natural de crecimiento a todo nivel.
La educación ideal debería basarse en la experiencia y no en la transferencia, el niño solo puede aprender a ser conciente de su cuerpo, de su mente y de su espíritu por medio de la comprobación, educar realmente es promover en él una actitud positiva y responsable consigo mismo y con los demás, fomentar una mentalidad discerniente y selectiva, hacerle ver sus errores como experiencias y no etiquetarlo por ellos, enseñarle a manifestar sus emociones naturalmente sin reprimirlas y sin sentirse culpable por ellas, dejarlo experimentar las consecuencias de sus pensamientos, palabras y acciones para que pueda construir por si mismo los conceptos de lo que es correcto o inapropiado para su vida, demostrarle que el amor de sus padres no depende de lo que él haga o deje de hacer, que es incondicional, seguro y estable.
Educar realmente es permitirle que sea tal como él es, apoyarlo en el desarrollo de sus talentos y habilidades innatas, establecer un plan de estudios personal y único para cada individuo acorde con sus intereses, reducir los limites a normas elementales de convivencia y respeto y ampliar los horizontes de su mente para permitirle descubrir por si mismo todo lo demás: establecer sus propias normas, formar sus propias creencias a partir de la experiencia y no de la doctrina, expresar sus ideas y emociones sin parámetros preestablecidos, dejar que su propio organismo determine los alimentos que mejor le van a su metabolismo, las horas que debe dormir, la actividad necesaria para mantenerse en forma, cada cuerpo tiene su propio lenguaje y sabiduría y sabe mejor que nadie lo que le conviene.
La educación le niega al ser humano la experiencia de si mismo y la sustituye por la experiencia de otros convertida en teoría, normas, leyes, reglamentos, doctrinas, tabúes, códigos morales y demás condiciones para pertenecer a una sociedad a todas luces caótica, ese enfoque educativo es el que mantiene las cosas iguales, el que impide cambios radicales en la estructura de la humanidad, el que castra pensadores, silencia sabios y anula artistas, el que califica de locos a los cuerdos, el que ha desequilibrado el desarrollo integral del ser humano negándole la experiencia plena de su ser, encasillándolo en limites preestablecidos que fomentan lo material y anulan lo esencial.

ESCLAVITUD


¡Eres esclavo de tantas cosas! De la apariencia, de la moda, del qué dirán, del éxito, del prestigio, del dinero, de la sociedad, de la clase social, de las creencias, de los hábitos y vicios, de tus propios paradigmas y prejuicios.
Esclavo de un cuerpo que exige más y más cada día para complacer las exigencias de un mundo que valora lo aparente y se olvida de lo esencial.
La vida se vuelve complicada al existir tantos requisitos para ser aceptado y valorado, en el mundo actual debes ser: bello, joven, rico, exitoso, inteligente y emprendedor; debes tener clase, cultura, dinero y posición; debes rodearte de lujos, usar ropa y accesorios de marca, tener buenas relaciones sociales y profesionales, títulos educativos, una bella pareja, hijos hermosos e inteligentes y salud a toda prueba, debes hablar al menos dos idiomas, haber viajado al exterior, tener poder e influencia, pertenecer a un club…
Cada día se vuelve más complicado pertenecer a la clase de personas que el mundo considera aceptables, hay una clara obsesión por ser más, tener más y parecer mejor que los demás, algunos siguen como ovejas estos preceptos sin detenerse a cuestionar su validez.
Para liberarte de la esclavitud necesitas conocerte, preguntarte honestamente para qué quieres ser y tener todo esto, ¿es realmente tu deseo?, ¿cuántas cosas necesitas en verdad?, ¿vale la pena dedicar la vida entera para complacer a los demás?
Tener todo lo que te ayude a vivir mejor es maravilloso, pero la motivación no debería ser aparentar ni cumplir requisito alguno, busca lo que deseas, lo que te da satisfacción y serás libre.
Libertad es seguir tu propia voz que te dice lo que quieres realmente ser, hacer y tener, aceptar tu apariencia y el paso de los años sin dramas, llenarte de amor por lo que eres; busca tu propio camino y síguelo aunque no se ajuste a los parámetros del éxito, trabaja en lo que amas y deja que el dinero y lo que puedes comprar con él sea una hermosa consecuencia de la paz y la dicha que provienen de ser coherente contigo mismo.
Sigue tus propias normas, toma el control de tu vida y haz lo que consideres correcto y apropiado para tu bienestar, rompe los moldes y esquemas de la sociedad en la que vives y conviértete en un ser libre y autentico que cumple con sus deseos y sigue la voz de su propia realización.
Lo verdaderamente valioso está dentro de ti, no puedes engrandecer lo externo sacrificando tu esencia, el costo de esta elección será tu propia felicidad, nada de lo que hagas o tengas para ser aceptado puede hacerte feliz, nada que provenga de afuera puede comprarte la dicha, es al contrario, si amas lo que eres y lo que haces serás libre y feliz y todo lo demás vendrá por añadidura.

2/7/09

INDEPENDENCIA

Quien es capaz de ser feliz en cualquier circunstancia, quien ha tomado la firme decisión de no permitir que nada externo lo afecte, quien ha optado por la dicha de manera resuelta, ese es un ser verdaderamente independiente.
Permanece centrado en tu decisión, ante cualquier apariencia elige la felicidad, mantén tu paz a toda costa, huye de la ira y del miedo, evita el conflicto, no intentes cambiar lo que ya es, simplemente acéptalo, ve por la vida con la actitud de un valiente que ha decidido simplemente vivir en total independencia de lo externo.
Qué gran libertad puedes experimentar en ese estado independiente cuyo territorio es apenas el espacio contenido dentro de tu propia responsabilidad, pues solo tú eres responsable de mantener la paz y la armonía dentro de él.
Entregar ese privilegio a los demás es lo que te esclaviza, esta independencia no tiene nada que ver con el aislamiento o el egoísmo, debes vivir en una sociedad que se rige por sus propias normas pero nadie exige que esas normas sean las tuyas, independencia no es rebelarse contra lo ya establecido, sino establecerse en un estado personal de dicha y aceptación que no puede ser afectado por nada ni por nadie.
Debes aprender a no reaccionar, a mantenerte centrado en tu propia verdad, en tu elección, no puedes permitir que sean los demás quienes te dicten como actuar, no debes dejarte etiquetar, no debes dejarte presionar por el qué dirán, sabes que vives pendiente de la opinión ajena, te desvela lo que digan de ti, sea bueno o malo, te basas en ello para medir tu valor y eso no debería ser así.
Si tomas conciencia de tu valor intrínseco, si te convences de que eres un ser único, especial, irrepetible, con cualidades y defectos que son tu naturaleza, si no tratas de ocultar tus defectos ni te empeñas en demostrar tus virtudes serás más autentico, serás fiel a ti mismo que es en ultimas lo que importa.