Suelo referirme a la mente en tono algo jocoso como a “la loca de la casa” y esta definición no está lejos de la realidad aunque tampoco tiene una connotación del todo negativa.
Una mente fuera de control suele parecerse a esa “loca” que menciono, nunca se calla, constantemente está emitiendo juicios, conceptos, análisis, criticas, conjeturas y predicciones acerca de todo, te has acostumbrado tanto a este personaje que su cotorreo permanente se ha convertido en un sonido de fondo, algo así como la estática de un aparato electrónico que sólo notas que existía cuando lo apagas y percibes el rastro de silencio que inunda el ambiente.
De igual manera, sólo cuando logras apagar la mente conoces el verdadero significado del silencio, y únicamente percibiendo el sonido de fondo y haciéndote consciente de su existencia es que puedes llegar a apagarlo, de otra manera aceptas sin chistar su presencia e influencia en tu vida, atendiendo a sus múltiples mensajes de manera automática sin percatarte de lo mucho que pueden afectarte esos diálogos e imágenes internas que impresionan tu subconsciente y crean tu realidad sin ser observados.
Pero también esa “loca de la casa” es tu aspecto soñador, creativo e ilógico cuando se dedica a fantasear acerca de tus múltiples posibilidades, su locura es una especie de doble personalidad: por una parte construye los sueños y les da forma con bastante detalle y por otra los aterriza y muchas veces los anula llevada por el temor a entusiasmarse con ellos y salir decepcionada.
Desafortunadamente, en el mundo actual la personalidad dominante de la mente es la realista, soñar no está permitido sin bases firmes, le has enseñado a contemplar el presente, lo que es, con una visión estática y permanente, cada sueño va seguido de una serie de análisis de factibilidad que invariablemente llevan a una conclusión negativa: no se puede, imposible.
Cada deseo que la mente soñadora inspira te lleva de inmediato a preguntarte ¿cómo? Y al no obtener una respuesta lógica simplemente lo archivas sin darle una oportunidad a la magia que cada sueño contiene para ser realizado.
Así que mi consejo sería: si no puedes apagar la mente al menos dale una oportunidad a su aspecto idealista y úsala creativamente para forjar diálogos constructivos e imágenes fantásticas de lo que puede ser, del infinito caudal de posibilidades disponibles para ti, intenta mantenerla enfocada en lo que deseas en lugar de usarla para recordar y lamentar lo que no te gusta, úsala para diseñar la persona que quieres ser, el trabajo que quieres hacer, las actividades que te gustaría realizar, las cosas que deseas tener y especialmente conviértela en el espejo que refleje la mejor versión de ti mismo.
Permítele ser una “loca” soñadora, impulsiva, entusiasta, algo ilusa y alejada de la aparente realidad, ocúpala en crear pensamientos consistentes de bienestar, prosperidad, realización y alegría, aliéntala a soñar y alberga esos sueños en tu corazón con un sentimiento de certeza y fe, de entusiasmo y posibilidad.
Ya verás como esas locas fantasías, poco a poco, cobran sentido y forma en tu existencia llevándote a vivir de manera mágica los sueños forjados por la “loca de la casa”
Una mente fuera de control suele parecerse a esa “loca” que menciono, nunca se calla, constantemente está emitiendo juicios, conceptos, análisis, criticas, conjeturas y predicciones acerca de todo, te has acostumbrado tanto a este personaje que su cotorreo permanente se ha convertido en un sonido de fondo, algo así como la estática de un aparato electrónico que sólo notas que existía cuando lo apagas y percibes el rastro de silencio que inunda el ambiente.
De igual manera, sólo cuando logras apagar la mente conoces el verdadero significado del silencio, y únicamente percibiendo el sonido de fondo y haciéndote consciente de su existencia es que puedes llegar a apagarlo, de otra manera aceptas sin chistar su presencia e influencia en tu vida, atendiendo a sus múltiples mensajes de manera automática sin percatarte de lo mucho que pueden afectarte esos diálogos e imágenes internas que impresionan tu subconsciente y crean tu realidad sin ser observados.
Pero también esa “loca de la casa” es tu aspecto soñador, creativo e ilógico cuando se dedica a fantasear acerca de tus múltiples posibilidades, su locura es una especie de doble personalidad: por una parte construye los sueños y les da forma con bastante detalle y por otra los aterriza y muchas veces los anula llevada por el temor a entusiasmarse con ellos y salir decepcionada.
Desafortunadamente, en el mundo actual la personalidad dominante de la mente es la realista, soñar no está permitido sin bases firmes, le has enseñado a contemplar el presente, lo que es, con una visión estática y permanente, cada sueño va seguido de una serie de análisis de factibilidad que invariablemente llevan a una conclusión negativa: no se puede, imposible.
Cada deseo que la mente soñadora inspira te lleva de inmediato a preguntarte ¿cómo? Y al no obtener una respuesta lógica simplemente lo archivas sin darle una oportunidad a la magia que cada sueño contiene para ser realizado.
Así que mi consejo sería: si no puedes apagar la mente al menos dale una oportunidad a su aspecto idealista y úsala creativamente para forjar diálogos constructivos e imágenes fantásticas de lo que puede ser, del infinito caudal de posibilidades disponibles para ti, intenta mantenerla enfocada en lo que deseas en lugar de usarla para recordar y lamentar lo que no te gusta, úsala para diseñar la persona que quieres ser, el trabajo que quieres hacer, las actividades que te gustaría realizar, las cosas que deseas tener y especialmente conviértela en el espejo que refleje la mejor versión de ti mismo.
Permítele ser una “loca” soñadora, impulsiva, entusiasta, algo ilusa y alejada de la aparente realidad, ocúpala en crear pensamientos consistentes de bienestar, prosperidad, realización y alegría, aliéntala a soñar y alberga esos sueños en tu corazón con un sentimiento de certeza y fe, de entusiasmo y posibilidad.
Ya verás como esas locas fantasías, poco a poco, cobran sentido y forma en tu existencia llevándote a vivir de manera mágica los sueños forjados por la “loca de la casa”
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