3/6/10

ESCUCHAR

¿Sabes escuchar realmente? Cuando observo una conversación me doy cuenta de que la comunicación es de una vía, del pensamiento propio a la palabra para expresarlo, no hay un intercambio real de ideas sino más bien una competencia por capturar la atención de los demás.

Escuchar realmente es una ofrenda de amor y un regalo para ti, es abrir los oídos y el corazón, absorber la esencia de quien habla, ir más allá de las palabras hacía lo que realmente dicen, cuando alguien se acerca a ti para hablarte hay en él una necesidad implícita que va más allá de la comunicación.

Encontrar ese mensaje oculto es una de las cualidades de un buen escucha, cuando alguien te abre su corazón no busca tu juicio, solo espera encontrar en ti un receptor atento de sus dudas y temores.

Juzgar a quien confía en ti es cerrarle la puerta, la escucha debe ser receptiva y amorosa, aprender a escuchar es abrir un libro de texto sobre el comportamiento humano, aún en las conversaciones más frívolas puedes percibir las emociones camufladas en la expresión verbal y corporal de los demás, el único requisito es escuchar.

Lo que una persona dice, las palabras que utiliza, el tono de su voz, su actitud relajada o tensa, los temas que toca, todos estos aspectos reflejan claramente su mentalidad, la expresión es transparente cuando existen ojos y oídos atentos a ella.

Escuchar es ir más allá de lo obvio, descifrar el código secreto de lo que en verdad quiere ser expresado, traducir las palabras al idioma de las emociones para encontrar finalmente lo que se esconde en ellas.

No hay nada más transparente que la expresión del cuerpo y los gestos del rostro, la actitud apoya o contradice las palabras y sólo si estás atento podrás notarlo.

Detrás de los reproches, la cantaleta y los dramas en una conversación hay una necesidad, no te sientas atacado, trata de descubrir lo que realmente se te está diciendo, es complicado expresar acertadamente lo que se quiere decir, se interpone el temor a herir o ser herido, el orgullo, el miedo al rechazo o a no ser comprendido, entonces lo que estaba tan claro en el pensamiento sale completamente distorsionado y la comunicación no cumple su cometido.

Esto se debe a que desde niños nos enseñaron a ser “prudentes”, a callar lo que sentimos y pensamos, nos criticaron por expresarnos, entonces cuando necesitamos decir algo se nos dificulta encontrar las palabras y nos frustramos, algo debe ser expresado y la mente, al no conseguir el apoyo de las palabras, se vale del drama, el llanto, la ira, la tristeza o lo que sea para exteriorizar, así sea erróneamente, la necesidad subyacente en la comunicación fallida.

Mientras más cercana es la relación más difícil la comunicación, las emociones entran a jugar un papel primordial en ella, la frase “tenemos que hablar” es un botón que avisa que viene un ataque y activa todos los mecanismos de defensa, te preparas para escuchar sólo lo que pueda afectarte y no lo que el otro quiere comunicar, buscas cualquier pretexto para iniciar el conflicto y así cerrar cualquier posibilidad de dialogo.

No temas escuchar con el corazón pues lo que el otro necesita de ti es solo tu amor, sus palabras no buscan tu culpa sino su alivio, sentirse comprendido y aceptado en sus temores y necesidades, escuchar y ser escuchado es el mejor regalo que puedes dar y recibir, el verdadero amor escucha con paciencia y habla sin temor.
Diana Rodriguez Angulo

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