26/1/10

DAR

Para tenerlo todo tienes que darlo todo, esto parece complicado, inaceptable e incomprensible, pero en el nivel espiritual no solo es totalmente posible, sino completamente indispensable.
Solo puedes tener paz dando paz, no debes esperar a que sean otros los que creen el ambiente de paz que anhelas, la paz procede de ti plena y abundante para compartirla en todo momento, solo de esta forma la puedes conservar y brindar a los demás.
Si tus resultados no te brindan una sensación de absoluta paz es porque has elegido erradamente, optaste por el ataque y la defensa y has entrado en un conflicto sin proponértelo, entonces la paz se aleja de ti sin remedio.
Das de lo que tienes en abundancia y retienes lo que consideras escaso, lo que das demuestra lo que tienes y también la confianza en que no puedes perderlo por entregarlo, esto es mucho más fácil de hacer con lo más valioso: la paz, la alegría, el amor, el perdón.
El mejor regalo que puedes hacerle a alguien es mirarlo con los ojos del amor y reconocer en él tu propia perfección, así adquiere sentido el hecho de que dar es recibir, sólo dando aceptación te aceptas a ti mismo, sólo dando alegría te alegras, sólo brindando paz estás en paz. Lo mismo sucede en sentido contrario, si atacas te sientes atacado, si criticas te criticas a ti mismo, si juzgas tus juicios te juzgarán a ti primero.
Lo que das es lo que conservas, con lo material sucede lo mismo, si das libremente de lo que tienes es porque consideras que tienes suficiente y que al dar no pierdes, aunque es más complicado porque las cosas generan apego, en este sentido somos egoístas pues aprendimos que para tener algo debemos esforzarnos, esta idea es la raíz de la envidia y de la lucha.
Un breve instante de iluminación bastará para que sientas la poderosa ayuda de la cual dispones y cobres conciencia del poder de tu voluntad unida a la de Dios, entonces comprenderás que puedes dar todo lo que quieras porque todo te pertenece, que no hay nada a lo cual aferrarse porque nada es tuyo y a la vez todo lo tienes.
Trata de aplicarlo en las cosas que tienes en abundancia y que no tienen precio, comienza por entregar sin medida pensamientos amorosos, palabras de aliento, sonrisas conciliadoras, abrazos estimulantes, dicha, plenitud, confianza y vitalidad.
Todo aquello que sientas que te hará falta al darlo es algo en lo cual has depositado tu confianza creyendo que puede engrandecerte, símbolos en los cuales cimientas tu seguridad y tu importancia, ¿cómo darlos si son el resultado de tu esfuerzo? Has dedicado tu vida a coleccionar cosas, has enfrentado al mundo por tu tesoro y has pagado un alto precio por él, ¿cómo renunciar a poseerlo?
Comparte tu riqueza, la que no te duele compartir porque no te ha costado nada, derrocha generosidad con estos dones que se te dieron para que los compartieras y que volverán a ti multiplicados por la gratitud de aquellos que los reciben, entonces comprenderás que solo aquello que aumenta cuando lo das es tu verdadero tesoro, pues en lugar de esclavizarte te libera.

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