27/4/10

DESAPEGO

DESAPEGO

El desapego es libertad, cuando ya no dependas de nada ni de nadie para ser feliz, serás libre por fin.

Si supeditas tu dicha a algo te esclavizas y entregas tu paz, el apego convierte el agua limpia en la cual tu vida fluye con ligereza en un espeso fango que hace pesado el trayecto, apegarse a cualquier cosa impide el cambio, te aferras a lo conocido, aunque sea doloroso, pues forma parte de lo que has logrado con tu esfuerzo y prefieres eso a experimentar algo nuevo.

Ya he usado varias veces el símil del río, vas con la corriente fluyendo libremente con ella, sin resistirte, de repente, en algún lugar del trayecto, sientes que debes tomar el control, ya no te place ir a la deriva, comienzas a nadar deteniendo el flujo y buscas algo a lo cual aferrarte: una relación, un trabajo, algún objeto, un negocio o simplemente la vieja manera de pensar; cualquiera de estas cosas es una rama a la cual te agarras para impedir que la corriente te siga llevando, te sientes firme y seguro en ese lugar.

El asunto es que esa rama, al igual que tu, es parte de un todo que debe seguir fluyendo y cambiando, no se quedará ahí sirviéndote de soporte para siempre, en algún momento se quebrará y caerás asustado a la corriente buscando desesperadamente tu asidero, luchando para no dejarte llevar, zambulléndote y saliendo a flote para buscar la rama que sustentaba tu seguridad.

Si la recuperas seguirás flotando sobre ella para evitar ahogarte, has puesto tu confianza en algo externo que entorpece tu ruta, mientras más grande el tronco más lento tu curso, avanzarás a tropezones, golpeando contra las rocas, girando descontrolado aferrado a tu rama.

Igual vas a merced de la corriente pero lo haces con dificultad, viajas cargado de preocupaciones en lugar de fluir ligero y en paz, eso es justamente el apego.
El desapego, en cambio, te permite hacer un alto en el camino y descansar, si encuentras algo que pueda hacer tu viaje más llevadero lo pones en la barca que viaja a tu lado apoyándote en la ruta y de la cual tomas lo que vas necesitando, tu sigues tu curso liviano y sin equipaje, sabiendo que contigo viaja un equipo de apoyo que te provee de todo lo necesario para continuar.

Cuando quieras, en cualquier momento de cansancio puedes acercarte a tu barca de apoyo, viajar por un tiempo a bordo de ella y disfrutar de lo que contiene, vas seguro porque sabes que sobre ella o llevado por la corriente nada te faltará.

La barca puede detenerse en algún puerto, dejar viejos elementos y cargar otros, el capitán sabe lo que necesitas para el próximo trayecto y va haciendo los arreglos para que siempre tengas a mano lo que se requiere en esa etapa del viaje, confías en su criterio y sabiduría, dejas lo que ya no te sirve y recibes agradecido lo nuevo, al principio te sientes extraño con el nuevo equipo, pero pronto te das cuenta que es apropiado para las nuevas exigencias de tu travesía.

Esa es la diferencia, el apego retiene y el desapego deja ir, el apego aprisiona y el desapego libera, el apego te impide disfrutar de lo que tienes por miedo a perderlo en algún momento, el desapego te permite gozar de todo mientras está presente y dejarlo ir en paz cuando ya no sea adecuado en tu camino.

Diana Rodriguez Angulo

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