11/2/10

MASCARAS


No eres lo que ves ni lo que ven los demás, bajo todas esas apariencias e imágenes, que has ido asumiendo a través de tu experiencia de vida, se encuentra tu verdadero rostro, tu apariencia luminosa y real.
Debajo de todas esas capas que has agregado a tu imagen se encuentra tu más pura versión, tú autenticidad, lo que eres y no el resultado de tus experiencias, temores, condicionamientos, valores, creencias, imposiciones, códigos de conducta y más.
Te has puesto máscara sobre máscara para ocultarle al mundo quien eres realmente, tu búsqueda de aprobación te ha robado la esencia que has olvidado creyendo que cada una de esas máscaras es lo que eres en realidad.
Ya no eres tu, ni tus sueños y deseos, ni tus dones y talentos innatos, ni tu alegría y entusiasmo naturales, no eres autentico ni espontaneo, te escondes detrás de actitudes aprendidas y aceptadas como correctas, te vistes de acuerdo a tendencias impuestas por alguien más, oyes la música de moda, lees el libro del momento, ves lo que otros ven, vas a donde todos van, haces lo que todos hacen, quieres lo que todos quieren, te uniformas para no tener que enfrentar el rechazo si te ves diferente.
Y vas anulando tu esencia, acallando tus sueños para adoptar deseos ajenos, sigues la corriente alejándote de tu voz interior que sabe lo que puede hacerte sentir pleno y realizado, por eso te sientes tan vacio, te niegas a escuchar la voz de tu ser autentico que te pide que lo liberes y lo dejes ser lo que es, que le permitas mostrar su verdadero rostro y reflejar tus verdaderas intenciones.
Ni siquiera tú te conoces, estás tan confundido con tantos papeles que asumes ante personas y situaciones diferentes que ya ni sabes cuál de todos te refleja más fielmente y cuales son sólo falsedad y apariencia.
Puedes comenzar por reconocer tus máscaras más usuales, puede ser hasta divertido darles un nombre y un carácter, “Aida la consentida”, “Juan el donjuán”, “Olafo el amargado” “Facundo el iracundo” “Gastón el tristón”, o la que se te ocurra, así te vas a reír encontrándole un nombre que se ajuste a la imagen que proyectas hacia los demás y cuando la asumas la identificarás de inmediato.
¿Cuántos de esos personajes son realmente tú? Son papeles que asumiste alguna vez para enfrentar una situación y te funcionaron así que los fuiste agregando a tu colección para usarlos cuando algún suceso similar requiriera de tu actuación.
La mayoría de las veces recurres a tus máscaras de manera inconsciente, son reacciones aprendidas que te convierten en un actor permanente que oculta tu identidad, tus valores reales y al autentico tu.
¿Y si te muestras como eres? No crees que tal vez ese “tu” sea mucho más atractivo para los demás, independiente, inmune a la crítica y a la aprobación, espontaneo, natural y libre, que se mueve como pez en el agua porque ha descubierto su elemento y sabe cómo actuar en él, fluye feliz con sus deseos, cada palabra lo refleja fielmente y cada acto que realiza expresa la armonía de vivir de acuerdo a lo que realmente es.
La gracia, la elegancia y la desenvoltura que tanto admiras son las características de las personas que viven desde su autenticidad, actúan de manera natural y espontanea sin la rigidez que confieren las máscaras, los disfraces y las actuaciones que provienen del deseo de agradar y ser aceptados.
Las máscaras ocultan todo aquello que te hace único y te diferencia, distorsionan tu hermoso rostro, convierten tu sonrisa en una mueca y tu esencia en una burda imitación de lo que quieres ocultar, porque crees que siendo como alguien más, a costa de lo que eres, encajarás en tu entorno y serás aceptado por él.

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