24/2/10

TRABAJO

Un desequilibrio importante, fruto de la sociedad competitiva y de la obsesión por triunfar, es en la cantidad de tiempo que dedicas a tu trabajo, a tu familia, a tu crecimiento intelectual y espiritual y al disfrute de los logros y resultados, desafortunadamente nuestra cultura propicia el modelo de trabajo arduo e infatigable, el compromiso se mide con base en el tiempo trabajado y no en la calidad de los resultados, el trabajo se ha convertido, para muchos, en otra adicción más, que como todas las adicciones les ayudan a escapar de su propia insatisfacción, la excusa perfecta para evitar experimentar en aquellas áreas de su vida en las cuales se sienten vulnerables.
La más afectada de todas es la familia, parejas que apenas se ven, hijos que crecen llenos de comodidades pero sin padres que los guíen; el hogar, que debería ser el lugar más seguro y acogedor, se convierte en una amenaza, ya que allí las mascaras y armaduras de trabajador exitoso no funcionan, para entrar en el espacio intimo de los seres amados hay que quitarse el disfraz, pero se necesita para el día siguiente, entonces llegar tarde y muy cansado es el pretexto perfecto para dormir con él.
Ahora bien, la capacitación se enfoca en temas específicos de la actividad realizada sin atender otros aspectos del ser humano, esto da como resultado hombres y mujeres muy preparados en sus competencias laborales, pero sin una estructura interior que les permita afrontar adecuadamente los retos de su trabajo, esto produce una ansiedad que se manifiesta en su desempeño y afecta sus relaciones con las personas con las que comparten gran parte de su tiempo.
Cuando la identidad de una persona depende casi por completo de sus logros laborales se sentirá indefenso en otros aspectos de su vida, no disfrutará de los periodos de descanso, los evitará a cualquier costo y usará su máscara de eficiencia y laboriosidad a donde quiera que vaya.
Una persona sabia equilibra todos sus aspectos de manera armónica, distribuye sus labores dentro de la jornada laboral, dando prioridad a las que tengan mayor incidencia en sus resultados, encuentra en su hogar el descanso y solaz perfecto al compartir con su pareja e hijos momentos de calidad, goza igualmente de sus logros aprovechando al máximo las horas de descanso e invierte parte de su tiempo en la práctica diaria de la auto observación y la meditación como una manera de recargar sus baterías, mejorarse continuamente y conservar la paz y la integridad en cualquier circunstancia.

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