10/3/10

ETERNO

Estás aquí sólo por un tiempo pero para grandes cosas, esta vida es apenas una etapa de tu camino y tu verdadera misión tiene mucho que ver con el reconocimiento de lo que Eres.

Si te ves como un cuerpo que algún día desaparecerá, todo tu esfuerzo estará enfocado en satisfacer las necesidades de tu identidad corporal, sin embargo algo dentro de ti te dice que perdurarás y trascenderás más allá de la muerte, cuando haces este reconocimiento de tu eternidad concientemente, tu enfoque cambia, comienzas a valorar lo que perdura y a restarle importancia a lo perecedero.

Te lleva algún tiempo comprender lo que es realmente valioso y vale la pena conservar, lo que antes era un fin, se convierte en un medio para andar por la vida libre y tranquilo, te das cuenta de que las cosas que posees, tu prestigio y posición, son solo herramientas para tu plenitud y no el objetivo principal de tu paso por este mundo.

Te preguntas entonces ¿a qué vine?, ¿cuál es mi propósito en esta vida? al principio te sientes un poco confundido, la lucha pierde motivación, ya no deseas combatir, la competencia dejó de estimularte, entonces te vuelves hacia esa parte tuya que es sólo amor y paz en busca de consuelo, ¿qué me está pasando? Lo que te hacía levantar cada mañana pierde sentido de repente, hay una sensación temporal de inutilidad, de falta de propósito, un fuerte llamado de tu ser que te invita a reconsiderar tu vida, se abre la ventana al despertar.

Este cambio puede ser espontáneo, sin ninguna razón aparente te ves de pronto impulsado a buscar, a preguntar y a cuestionar tus más arraigadas creencias, sin embargo la mayoría de las veces el llamado llega por medio de una situación extrema: la ruina o el fracaso, la muerte de un ser querido o la cercanía de tu propia muerte, la soledad, el fin de una relación, algún evento en tu vida que te permita apreciar la fragilidad de todo lo que has tenido en tanta estima.

Tu dolor y desconcierto son tan fuertes que te obligan a buscar la fortaleza que necesitas para soportarlos y superarlos, entonces reconoces que no hay nada externo a lo cual aferrarte, cierras los ojos y preguntas ¿por qué a mí?, ¿qué he hecho para merecer esto?, ¿qué estoy pagando?, en ese momento una delicada voz te susurra palabras de aliento, una paz desconocida invade todo tu ser y sientes el amor protector de Dios envolviéndote en sus amorosos brazos, en medio del momento más amargo descubres el verdadero tesoro que tanto te has negado, la luz de tu verdad se enciende, una pequeña llamita será suficiente para iniciar tu despertar.

Nunca más te sentirás solo, ese sagrado momento bastará para tomar las manos de Dios y sentirte seguro en su presencia, regresarás al mundo transformado y el llamado seguirá repitiéndose cada vez con mayor frecuencia, tu confusión se debe a que se ha despertado en ti el deseo primordial, tu Ser ha decidido manifestarse y tomar su lugar en tu conciencia, has sido elegido para recordar quien eres en verdad y desde ese momento comenzarás a cumplir tu verdadero propósito.

¿Cuál es ese propósito? Que seas libre, sereno y feliz, que camines por la vida con paso firme de vencedor, que te conviertas en la luz que guíe a tus hermanos hacia su propio despertar y que al ser plenamente conciente de la brevedad de todo lo que antes valorabas tanto, reconozcas que el único tesoro digno de conservar es aquel que puedes llevar contigo, para iluminar con tu presencia el mundo y reconocer gozoso la eternidad de tu Ser.

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