16/3/10

FELICIDAD

El don de Dios para ti y su única Voluntad a la cual te opones, Él espera paciente y anhelante a que aceptes todo lo que tiene para ti y veas los amorosos mensajes contenidos en los milagros cotidianos que ignoras por estar persiguiendo la felicidad donde no puedes encontrarla.

Él ve sin juzgar como rechazas todo lo bello que pone ante tus ojos a cada instante, caminas por el salón del tesoro y ¡no puedes verlo! Estas cegado por la expectativa y el temor, lleno de recuerdos y resentimientos que hacen invisibles para ti los regalos que se te brindan todo el tiempo, la felicidad es para ti una palabra que solo se conjuga en futuro, inalcanzable en el ahora.

Tu mente la ve como objetivo y no como realidad, siempre estará fuera de tu alcance mientras creas que depende de algo externo a ti, que alguien puede brindártela, que depende de algún objeto, que aparecerá algún día en tu vida, entre tanto ella te observa serena desde un lugar donde jamás se te ha ocurrido buscarla.

Tu intención es un mandato, sin embargo hasta ahora solo ha sido perseguir la felicidad y no alcanzarla, ¿te das cuenta de la trascendencia de esta elección? Tu mente ha escondido la felicidad en un lugar ubicado en la penumbra de lo irreal, un espacio llamado futuro en el cual nunca podrás estar.

Vas remando en un barca, persiguiendo un horizonte que se ve cercano pero fuera de tu alcance, avanzas y la distancia que te separa de la meta siempre es la misma, es una ilusión, le darás varias veces la vuelta al mundo y en tu penoso viaje aparecerán islas que esconden un tesoro, tal vez te detengas en ellas pensando que son apenas una escala en tu recorrido, no puedes verlo pero esa isla formaba parte del horizonte que perseguías con tanto empeño y ahora que desembarcas en ella sigues pensando que tu incierta ruta te ofrece un mejor destino.

La felicidad está en la tierra firme del ahora, tal vez no parezca el continente perdido que tanto buscas, ella se suele disfrazar de sencillez, se esconde detrás de la rutina y de la simpleza de lo cotidiano, su diáfana presencia no es contundente, no trae consigo un sequito de pregoneros que te griten “llego la felicidad, tómala y no la dejes escapar”, parece efímera porque te rodea tocando suavemente la puerta de tu alma, para que le permitas entrar en ella y ocupar su hogar.

Prepara dentro de ti un lugar acogedor para recibirla, limpia la casa para ella, deshazte de tus creencias limitantes, recibe tus dones tomando conciencia del momento presente, acepta sin dudar que la felicidad es una ofrenda que se te hace en el ahora, que no puedes tenerla mañana, en una hora, en un año o en el minuto siguiente, reconoce que depende de ti darle la bienvenida, que ella no se encuentra en las cosas o circunstancias externas sino más bien en la actitud que elijas tener ante la vida.

Es tu actitud la llave que le abre la puerta a la felicidad para penetrar en tu interior y quedarse allí para siempre, aceptación, agradecimiento y asombro ante el regalo de cada segundo, tu responsabilidad es ser feliz independientemente de lo que suceda a tu alrededor, es una elección de tu conciencia, es ella la que le da realidad a tus regalos, la que dispersa la niebla que te los oculta, tu plena presencia es el mapa del tesoro y el lugar marcado con una X está bajo tus pies justo en el ahora.

Diana

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