19/3/10

SERENIDAD

Vive sereno, alejado de la lucha o el conflicto contra algo o contra alguien, atraviesa cada instante conscientemente, alerta, vivo y confiado y deja que se vaya en paz sin aferrarte a él.

No ataques a nadie en tu pensamiento, mucho menos a ti mismo, no admitas los juicios, la culpa y la ofensa en tu dialogo mental, no hagas dramas ni sufras en vano, entrégate, acepta, actúa y espera confiado el siguiente instante.

Habla serenamente, sin imponer tu criterio, sin ofender, criticar, ni censurar, haz de cada palabra que salga de ti un acto de amor, si por alguna razón debes hablar de algo que te afecta y necesitas comunicar tu inconformidad hazlo con firmeza y seguridad pero con dulzura y en paz, controla tu actitud y el tono de tu voz, si te alteras sólo lograrás que el otro se ponga a la defensiva y no te escuche.

Escucha con tranquilidad lo que te digan así te desagrade pues en esas palabras puede haber un mensaje del universo, diseñado especialmente para ti.

Comunícate con serenidad, renuncia a tener la razón aún si sabes que la tienes, si tienes que convencer a alguien de lo que piensas es porque dependes de su reacción para sentirte seguro.

Procede con seguridad sabiendo que cada acto que surja de ti en un estado de consciencia alerta será el apropiado para ese momento, así sabes lo que haces y porque lo haces, trata de no obrar por impulso, actúa a tu favor y no en contra de nadie, como acción y no como reacción, para sembrar y construir y nunca para atacar o destruir.

Vive tranquilo sabiendo que todo depende de ti, que tu actitud determina tu entorno y no hay circunstancia adversa para una persona que acepta y comprende el fluir de la vida con sabiduría.

Di lo que sientes sin atacar o culpar, sé claro al expresar que no estás dispuesto a tolerar que abusen de ti o te maltraten, no te resignes a seguir viviendo lo que no es de tu agrado, aléjate de las personas o circunstancias que no te convienen sin pretender que cambien o se adapten a tus deseos.

Pero si un día no puedes más y estallas en ira, llanto, drama o impaciencia, acéptalo dócilmente y sigue adelante sin culpas, disfrutando la serenidad que te brindó el desahogo, porque serenidad es también reconocer tu humanidad, entender que estás acá para aprender, para caer y levantarte cuantas veces sea necesario hasta que aprendas a caminar firmemente por la vida.


Diana Rodriguez Angulo

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